Érase una vez, cuatro mujeres -Imane, Laura, Marta y Miriam-, y un hombre -Isidro-, con un mismo destino, firmado por el alma de la Generación 27 donde las haya, María Zambrano...
Para la elaboración de la constelación literaria hemos establecido siete vértices principales: poesía, filosofía, pintura, teatro, cine, música y ciudades zambranescas. Dentro de ellos, hemos rescatado las obras artísticas que nos han parecido más interesantes para mostrar en el aula de Secundaria por diversas razones. Esta puntualización responde a que la figura de María Zambrano da para mucho, necesitaríamos más tiempo de estudio para poder abarcar todo lo que bajo su luz surge. Sin embargo, para esbozar un pequeño resumen, vamos a hablar de algunos rasgos de nuestra constelación que nos parecen importantes para entenderla.
En primer lugar, debemos decir que no hemos elaborado un apartado de crítica o ensayística propio, debido a que los artículos que hemos creído relevantes en el marco de nuestra constelación quedan recogidos en enlaces y dentro de los apartados que corresponden a figuras relevantes para la obra de Zambrano. Por lo que podemos acceder a diversos artículos mediante un simple click. En cuanto a los grandes vértices, hemos creído pertinente establecer una relación estrecha entre Poesía y Filosofía, pues al final es el resumen del pensamiento filosófico de Zambrano, que aunque no sólo se reduce a la razón poética, es quizá el concepto que más ha trascendido de la filósofa. Dentro de estas podemos destacar la relación de la autora con la Generación del 27 (Lorca y Miguel Hernández), especialmente con Las Sinsombrero, grupo femenino del que formó parte y que resulta imprescindible en las aulas hoy día. También con el Modernismo de los poetas de la Generación del 98 (Machado, Pio Baroja y Unamuno), que a través de la figura de Unamuno nos llevará al apartado de Filosofía. En este último, destacable es su relación con la filosofía existencialista, sobre todo, su relación epistolar con Camus, que nos deriva a la Pintura a través de una mención en una de sus cartas al retrato realizado por Gregorio Toledo. En la pintura, tres de sus admirados cuadros La tempestad, El niño de Vallecas y Rosa en un vaso, y arte urbano que se inspira en ella. Que aquí aparezca Velázquez es una suerte de modernización, pues podemos saltar al universo series por su aparición en El ministerio del Tiempo y -¿por qué no?- al que hace pocos años fue un rap tan sonado: Velaske, yo soi guapa? Del creador de contenido Cristian Flores.
De este punto viajamos rápidamente a todas las referencias pictóricas de Antígona, querida figura para la autora que nos lleva también al teatro y a su obra La tumba de Antígona, uno de sus trabajos cumbres, sin duda. Gracias a ello, presentamos a Sófocles y un espectáculo de teatro contemporáneo que tuvo lugar en el CDN y que hace un juego claro en su título: La tumba de María Zambrano. Del teatro al cine, saltamos también con la Antígona cinematográfica de Brecht, que nos lleva a conocer a esta importante figura y a otros títulos tan importantes para el cine clásico como son: Roma, ciudad abierta, Arroz amargo y El espíritu de la colmena. Del último, llegamos al exilio, hecho biográfico que, como a muchos autores de la época, marcó profundamente a Zambrano. Un exilio que tuvo lugar en Ginebra, París, La Habana, Roma y Morelia (México), ciudades con las que dejó atrás Oviedo, Madrid, Barcelona, Segovia y la cuna, Vélez-Málaga. Y ya para finalizar, lo hacemos con un homenaje musical a Zambrano, el Ensemble de María de Palos, del que podemos extraer piezas fundamentales como la Nana de Sevilla, de Lorca; y nos vamos a lo totalmente contemporáneo con Como un G, de Rosalía, con la que hemos creído ver un tierno e interestelar paralelismo en lo que al amor se refiere.
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