Descripción de la constelación
La constelación se constituye sobre la bahía de Cádiz en un particular heliocentrismo temático-cronológico.
En el siguiente enlace se puede descargar la imagen para verla con más detalle: Constelación.
Partimos de la figura de Alberti como
elemento central de la constelación, de ahí la estrella con ocho puntas. Sobre
el astro rey gravitarán dos personas que son clave en su vida, la primera es
Maruja Mallo, con quien tuvo una relación y una estrecha colaboración
artística. Ella fue su musa durante los años 1926-1931, hasta que conoció a
María Teresa León, quien se convertiría en su esposa, lo cual relegó a Maruja,
por expreso deseo de su mujer, a un ostracismo injusto e inmerecido dentro de
la vida del poeta.
Cada uno de estos satélites se va ramificando en otros cuerpos celestes, de manera que, para seguir un orden que nos permita entender mejor la constelación, nos centraremos en la estrella Maruja Mallo.
Lo primero de todo es la publicación del
poemario de Alberti Marinero en tierra, en 1925, el cual fue galardonado
con el Premio Nacional de Poesía, convirtiendo a Alberti en uno de los mejores
poetas jóvenes de su tiempo. Por esas fechas conoció a Maruja, una
pintora amiga de Lorca, quien ejerció de cicerone entre ambos. Maruja, a su
vez, fue la principal instigadora de las Sinsombrero, movimiento cultural
femenino surgido en la Residencia de señoritas y que ha estado siempre a la
sombra del Grupo del 27. El concepto de ‘sinsombrerismo’ fue bautizado de esta
manera por el ilustre Ramón Gómez de la Serna, gran amigo de la pintora y otro
ilustre escritor de la generación previa. Con Maruja, Albertí colaboró
activamente en el libro Yo era un tonto y lo que vi me hizo dos tontos,
homenaje a los cómicos del cine mudo que tanto marcaron la vida de Alberti,
en este poemario Maruja puso las ilustraciones. Previamente alguna de sus
pinturas aparecieron en el libro Sermones y moradas, una especie de
continuación de su aclamado Sobre los ángeles, donde Alberti le dedica
varios poemas a Maruja, y que, junto a Cal y canto, los podríamos
considerar los libros pertenecientes a la etapa surrealista del poeta. Una de
las composiciones más conocidas que Alberti le dedicó es un poema que no se
publicó en ningún libro y tiene autonomía propia, hablamos de La primera
ascensión de Maruja Mallo al subsuelo, escrito en 1929.
El poemario Sobre los ángeles está
influenciado por el popular poema inglés El paraíso perdido la gran obra
de John Milton, a quien hemos querido introducirlo dentro de una emulación de
baphomet, símbolo pagano asociado erróneamente a cultos satánicos, aunque el
poema mantenga un profundo sentido religioso. Siguiendo con el surrealismo,
Maruja fue sobre todo una pintora surrealista, su obra más reconocida, o al
menos una de las más significativas, es El espantapájaros, una obra que pintó
en 1929 y que fue adquirida posteriormente por André Bretón, otro de los
grandes nombres del movimiento. Dentro de este movimiento, pero también dentro
de la vida de Maruja Mallo, nos encontramos a las figuras de Buñuel y Dalí, dos
grandes amigos de la pintora, lo cual nos lleva indefectiblemente a la gran
obra audiovisual del surrealismo Un perro andaluz, un corto de unos 20
minutos rodado por Buñuel y Dalí, repleto de imágenes oníricas y surrealistas,
pero sobre todo conocido por la poderosa imagen inicial en la que se ve una
navaja rasgando la pupila de un ojo, pero mostrado en forma metafórica de
eclipse lunar. Esta impactante imagen es patrimonio de la cultura universal.
Si regresamos a Maruja Mallo, nos
encontramos con la aventura amorosa que mantuvo con Miguel Hernández. A su vez,
si regresamos al cuadro El espantapájaros, vemos como inevitablemente
nos lleva al mundo de Oz, probablemente esta sea la novela que puso a la figura
del espantapájaros en un imaginario colectivo del cual numerosos artistas han
ido bebiendo y moldeándolo según su propia visión, como es el caso de los 091,
un grupo de rock de Granada que tiene una preciosa canción existencial sobre la
figura del espantapájaros, quien rechaza la vida eterna y anhela reencarnarse.
Siguiendo el juego de interrelaciones, en los comienzos de 091, militó al bajo
Antonio Arias, quien se marchó para fundar su propio grupo al que llamó
Lagartija Nick, llamada así por homenaje a la canción homónima de la banda
Bauhaus, que por supuesto debe su nombre al movimiento arquitectónico vanguardista
alemán fundado por Walter Gropius, caracterizado por sus formas geométricas,
por lo que lo incluimos en un cubo. De la Bauhaus enlazamos con dos populares
pintores relacionados con la primera etapa del movimiento, el primero es
Kandinsky, con Tensión suave n.º 85, una obra que podemos ver en
el Thyssen, y el otro es Paul Klee, cuyo Gato con pájaro ha sido elegido
por la pasión hacia los gatos que José Rovira ha mostrado durante el curso y
también porque era uno de los que más me gustaba.
Los Lagartija Nick, aparte de ser mi grupo
favorito por su inconformismo creativo, los podríamos incluir en casi cualquier
constelación, pues han cantado a prácticamente todo, incluida la tecnología de
los 80: A través, de un Toshiba solo hay Stereo-Nicam..., sin
embargo, en este caso nos remitimos a su último disco, publicado en diciembre del
2023 bajo el título de Un perro andaluz, pues se trata de la
musicalización de una serie de poemas surrealistas de Luis Buñuel, es decir,
saca a la luz una faceta muchísimo más desconocida del autor; es una apuesta
arriesgada, pero el resultado final es de bastante calidad. Este disco lo
enlazamos tanto con Buñuel como con su popular cortometraje e incluimos, como
no podía ser de otra forma, un enlace a una presentación del álbum en vivo. Una
vez dentro del universo de estos reptilianos, por qué no ir otro paso más allá
e incluir el Omega que publicaron en 1996 junto a Enrique Morente, un
álbum en el que nadie creía y en el que grabaron musicalizaciones de poemas de
Lorca y adaptaciones al español de canciones de Leonard Cohen, a su vez gran
entusiasta del poeta granadino, y el disco lo enlazamos con Lorca cerrando así
la rama marúnica.
Tras terminar la rama de Maruja Mallo, nos
centramos plenamente en María Teresa León, la que fue su mujer durante toda su
vida y a quien conoció en 1930. Con ella fundó la revista Occidente en
1933 con la idea de difundir contenido favorable a la República, y en su tercer
número se incluyó una breve obra teatral de un solo acto escrita por María
Teresa, Huelga en el puerto, y que se puede considerar como una
de sus composiciones más representativas. Durante este periodo republicano,
ambos se afiliaron al partido comunista, PCE, lo que nos lleva de la mano a
Marx y a su Manifiesto comunista, que escribió junto a Engels.
Tras la Guerra Civil, con la consecuente
derrota republicana, Alberti y su mujer se exilian hacia Argentina, donde
comenzará su conocida como etapa de exilio, la cual reúne algunas de su grandes
obras, entre ellas Entre el clavel y la espada, escrito en 1940, de
donde hemos querido destacar uno de sus poemas más emblemáticos, que si bien no
tiene un título formal, lo podemos identificar con su verso inicial, «se
equivocó la paloma, se equivocaba». Este poema ha sido musicado en numerosas ocasiones,
y de entre todas ellas hemos decido escoger la adaptación que hizo el pianista
de jazz Bola de nieve, que con el tiempo se fue convirtiendo en la adaptación
canónica, en el modelo que se tomaba para realizar nuevas adaptaciones del
poema, de hecho aparece la composición en un disco homenaje al pianista. Hemos
querido añadir también la adaptación que Rosa León hizo del poema, pues en esta
versión interviene el propio Alberti recitando, y porque Rosa León fue una de
las grandes compositoras de los años 80 que más hizo por difundir la poesía de
los grandes autores, de hecho son varias las adaptaciones musicales que tiene
de poemas de Alberti, pero aquí nos quedamos solo con esta. En este libro del
exilio el poeta se equipara con la figura del Cid en tanto que al igual que él,
tuvo que huir de su patria exiliado, esa analogía la lleva a cabo en ocho
poemas que componen “leales vasallos” una de las partes de las que se compone
el poemario que nos ocupa.
En la década de los 40 Alberti también
participó, junto a su mujer, en la escritura de dos guiones cinematográficos,
el primero para una adaptación de la obra de teatro calderoniana titulada La
dama duende, que fue dirigida por Luis Saslavsky; al año siguiente
escribieron otro guion para una producción argentina llamada El gran amor de
Bécquer, que fue dirigida por Alberto de Zavalía.
Saltamos a 1950 para encontrarnos con el
poemario Ora marítima, en el que se incluye otro de sus poemas más
emblemáticos por su contenido nostálgico de la voz exiliada, un ubi sunt? en
el que se pregunta por los poetas andaluces de ahora, el poema se titula Balada
para los poetas andaluces de hoy. Este poema alcanzó un gran éxito en la
adaptación que hizo el grupo Aguaviva en 1969, algo un tanto sorprendente al
tratarse de un poema escrito por un poeta abiertamente comunista. También la
propia Rosa León tiene una adaptación de este poema y nuevamente aparece la voz
de Alberti, pero sus arreglos suenan demasiado ochenteros y preferimos la
original en la que los arreglos son menos sintéticos y el recitado de Manolo
Diaz (cantante de la banda) también es excelente.
Seguimos avanzando en el tiempo hasta
encontrarnos con Luis García Montero, quien en 1986 presentó su tesis sobre
Alberti. Montero se convirtió en uno de los grandes amigos de un Alberti ya
anciano pero lleno de vitalidad, como cuenta Montero en sus muchas anécdotas
con Alberti, pues cuando salían de fiesta Alberti era el que más aguantaba y el
que más ligaba. Hablar de Luis García Montero nos lleva también a Joaquín
Sabina y a Benjamín Prado, grandes amigos y compañeros de noches de bares junto
al propio Alberti; en este círculo seguramente debiera aparecer también
Almudena Grandes, pero la dejamos un poco al margen por cuestiones de fluidez
en las relaciones. Con respecto a Sabina y Prados, hemos querido mencionar el
juego metamusical que llevó a cabo Benjamín Prado componiendo una canción
respuesta a una de las canciones más icónicas de Sabina, quien siempre ha
gustado alardear en muchas de sus canciones de cierto crapulismo. Hablamos,
cómo no, de 19 días y 500 noches, canción que no necesita presentación.
La voz femenina encargada de responder a las acusaciones del hombre despechado
fue Travis Birds, una cantautora emergente por entonces, pero que ya contaba
con cierto nombre. La chica presenta una voz rasgada que puede recordar al
propio Sabina, pero sobre todo se caracteriza por ofrecer unas letras de
calidad en las que la poesía también tiene un gran protagonismo; de esta
versión si incluimos el enlace, donde el propio Prado nos introduce la canción.
Siguiendo con canciones, también es conocida la adaptación que hizo García
Montero en 1983 para un proyecto en forma de disco/libro editado por la
Diputación de Granada en llamado Rimado de ciudad, que se basaba en
promocionar a los jóvenes artistas de la ciudad, las clásicas coplas
manriqueñas bajo el título Coplas a la muerte de un colega. Montero puso
la letra y el grupo punk T.N.T. puso música para crear esta revisión
actualizada de un clásico imperecedero. Este grupo cuenta entre sus filas a un
tal José Antonio García, “Pitos”, quien un poco más tarde recalaría en la banda
granadina 091, junto a los hermanos Lapido, por tanto lanzamos una flecha
transoceánica que nos permita conectar a T.N.T. con 091 y cerrando de este modo
el ciclo granadino.
Por último, dentro de este eje cronológico
incluimos sus memorias en tres tomos La arboleda perdida, publicada a lo
largo de su vida, pero cuyo último tomo llega hasta 1996, pocos años antes del
ocaso de su vida.
Alberti es reconocido por su poesía, pero
esto no lo excluye de haber compuesto obras de teatro bastante interesantes,
especialmente Noche de guerra en el Museo del Prado de 1956, quizá la
más original y de mayor calidad, en la que se produce un juego de metaficción
sumamente interesante; el principal problema de la obra teatral de Alberti es
su enorme parecido a las de Federico García Lorca. Si hablamos de teatro y del
27, tenemos que hablar de Margarita Xirgu, la gran actriz mexicana que tanto
hizo por representar obras prohibidas en nuestro país. Sobre todo es conocida
por su colaboración con Lorca. Algo similar hemos hecho con su poemario, debido
a la gran cantidad de obras y de potenciales relaciones que se pueden
establecer con tan ilustre escritor, nos hemos quedado tan solo con unas pocas,
aquellas que hemos estimado que nos permitían más juego de interconexiones.
Como último elemento de esta constelación,
y un tanto desligado del resto de elementos, nos encontramos con referencias
albertinas en la cultura popular, así pues nos encontramos a Alberti convertido
en un personaje literario dentro de una novela de Muñoz Molina, La noche de
los tiempos, escrita en 2009, o La hora de los valientes, película
de Antonio Mercero rodada en 1989 en la que recrea la evacuación de los cuadros
del Museo del Prado debido a los bombardeos nacionalistas que se llevaron a
cabo en la ciudad de Madrid en 1936. En este caso la conexión con el poeta
estriba en el propio argumento de la película, pues los responsables de llevar
a cabo este desalojo en la realidad fueron precisamente Rafael Alberti y María
Teresa León.
No hay comentarios:
Publicar un comentario